miércoles, 9 de julio de 2014

Sigo aquí...

Aunque no ha muchos cambios, siento el éxito simplemente en permanecer, en seguir y aunque como me dice una buena amiga, soy muy feliciana y eso hace que me aventure en ocasiones de más y lo vea todo con demasiado optimismo, es igual de cierto que eso también me estira y me saca del lodo.

El padre de los niños da o poca señal de su existencia. Recoge a sus hijos dos domingos al mes unas horas y ahí queda la cosa, ni llamadas, ni preguntas, ni preocupaciones para con sus hijos. Ya ha pasado más de un año y lejos de mejorar y de coger cierto ritmo y rutina con sus hijos, cada vez se distancia más y dentro de un tiempo, ni los conocerá. 

Mi trabajo me da muchas satisfacciones, cuentan conmigo, me admiran, me quieren y me respetan. Mi sueldo no es lo mejor del mundo, pero si algo he aprendido, es que lo mejor de esta vida, no lo pagas con dinero. En cualquier caso espero poder hablaros de un ascenso en breve, paciencia. 

He estado con un chavalín diez años más joven que yo, cosas de la vida, con el que me siento bien pero del que soy consciente, no será el hombre que me enamore y eso quieras que no, le resta emoción a la cosa. Aprovecho el momento, si surge algo por lo que apostar, me bajó de este tren y me subo al siguiente. 

Cada día tengo más claros mis objetivos, estoy cerca de la autonomía y estabilidad económica y me siento orgullosa de haberle plantado cara a mis padres, aunque eso me deje con el culo al aire económicamente, pero también así, me he hechorespetar. 

Le planté cara a mi exmarido y desde que lo hice, decidí que nadie más me iba a decir cómo vivir mi vida. Sobre todo cuando soy YO, sólo YO, la que asume las consecuencias. 

El que quiera darme lecciones magistrales y señalar errores de forma gratuita, sin ningún objetivo constructivo, que se remangue y se ponga a remar conmigo y luego nos sentamos otra vez a hablar.