miércoles, 31 de julio de 2013

No puedo evitarlo

No puedo evitar sentir frustración cuando veo en qué ha quedado mi sueño de envejecer junto a mi príncipe azul, ése con el que proyecté mis sueños y con el que aún me quedaban tantos por llevar a cabo.

No puedo evitar sentir que he hecho algo mal cuando veo tantas y tantas familias felices que están juntas e insisto, felices.

No puedo evitar sentirme mal cuando mis hijos, haciendo uso de su derecho a ser niños, hacen gamberradas y yo les grito o les digo tonterías.

No puedo evitar llorar cuando buscando por algún cajón de la casa me topo con una de esas felicitaciones navideñas tan bonitas que veníamos haciendo cada año en los que salíamos los cuatro sonrientes y felices, porque lo éramos. 

No puedo evitar venirme abajo cuando me tiemblan las piernas pensando en la que me espera al volver a casa.

Y no puedo evitar sentirme impotente cuando veo dudas razonables de no ser capaz de sacar a mis hijos adelante yo sola.

No puedo evitarlo... 

lunes, 29 de julio de 2013

Aniversario de boda

Hoy hubiera sido nuestro séptimo aniversario de boda y sabes qué, lo que más triste me pone es haber fracasado en mi intento de crear una familia feliz

Supongo que tengo mucho que agradecerte pero todavía no soy capaz de encontrar el equilibrio que me lleve a ese punto. Sin embargo si que me veo con fuerzas de decirte gracias por nuestros dos hijos y aunque podrás dejarme sin un chavo, podrás quitarme el coche, podrás quitarme en algunos momentos hasta las ganas de vivir pero nuestros hijos son mi mayor tesoro y eso nunca me lo podrás quitar. Ellos son los que me dan fuerzas todos los días para superar todo este despropósito o también llamado, separación.

Me has dado años maravillosos, me sentía feliz, FELIZ, eras mi príncipe azul y me tratabas como una princesa. Superabas mis expectativas llevando a cabo todos mis sueños, es por eso y por muchas otras cosas, que ahora con todo esto que he vivido me siento engañada, he sentido que estos diez años no han merecido la pena para acabar así, odiándonos y despreciándonos, dañándonos el uno al otro. Me entristece mucho. 

Pero como digo últimamente a quien me pregunta, la persona que conocí, con el que me casé y decidí tener hijos, esa persona, murió y en su lugar se ha instalado un idiota del que me desharé tarde o temprano.

Feliz aniversario...

sábado, 27 de julio de 2013

A perro flaco todo son pulgas

A pesar de ser consciente que mi penosa vida social se va a ver aún más perjudicada debo reconocerlo, tenemos piojos. Si, es un hecho.

El mayor llevaba todo el día de ayer rascándose la cabeza y algo me olía mal, y por si mi estado de ansiedad y estrés no estuviese ya suficientemente perjudicado, hoy me ha empezado a picar a mí.

Hemos ido a la farmacia y por el módico precio de 36,94€ hemos salido de allí con lociones anti piojos, champús anti piojos y "liendrera", un cepillito con púas de acero muy juntas que sirve para extraer los cuerpos de los parásitos una vez idiotizados por el champú y la loción. Idiota he acabado yo intentando quitarle los piojos al mayor y hacer todo lo que hago normalmente. 

Por un momento pensé que arderíamos como en Troya. La cena en el fuego, el pequeño en la bañera, el mayor en la fase dos del despiojamiento con la loción puesta y yo cepillito en mano quitándole todos los parásitos. Mientras a mi parecía que me iban a comer del picor que tenía, pero todo a su debido tiempo, me decía a mí misma: Primero baña a los niños, champú, loción, purga con el cepillito, los sientas a cenar y mientras ven Bob Esponja y comen patatas, tú te duchas y te despiojas. 

Tengo que dejar de idear planes perfectos

Se me han quemado las patatas, al pequeño el champú antiparasitario le ha entrado en los ojos y se ha puesto a los gritos mientras el mayor aprovechaba el despiste para largarse. En un momento he puesto orden, he aclarado al pequeño, pañal y lo he inmovilizado en su silla de la mesa, he localizado al mayor y lo he paralizado frente a Bob Esponja mientras acababa de quitarle los piojos, liendres y todo lo que no fuera pelo de esa cabecita. Mientras se acaban de hacer la segunda tanda de patatas, las he sacado, chorro de tomate frito al canto -para garantizar el éxito de la operación- y me he largado a la ducha. En cinco minutos estaba limpita y despiojada, lista para servir el yogur a mis exigentes comensales.

En la fase del yogur he pasado a hacer todas esas tareas que poco a poco mis padres me han ido encargando. Darle de comer a los perros, los pequeños y los grandes, las gallinas, poner lavadoras, encender el alumbrado cuando oscurece y finalmente limpiar la cocina. Cuando acabo -niños a la cama- suele pasarme como cuando llama su padre, una pesadilla, pero me los camelo con un cuento, leche, musiquita y en una media hora (a veces más) están durmiendo. 

Y una vez que he acabado tengo la sensación de que me ha caído un rayo encima y sólo alcanzo a buscar lugar donde dejarme caer y ya.

viernes, 26 de julio de 2013

Pesadilla en Skype Street

Llevo ya casi dos meses en España y mis hijos hablan prácticamente a diario con su padre, lo cual para mí supone un suplicio, no por el hecho en si, si no por todo lo que trae consigo.

Al principio, cuando llegamos a España, el mayor le preguntaba cuando venía y cuando lo iban a ver y el padre que parece ser, tenía pensado venir en junio, les decía que en un par de semanas se verían. Pasaron las semanas y el padre finalmente no vino y eso resultó ser una decepción para el mayor. Normal. 

Después de lo sucedido y supongo que también debido a la falta de roce, a los niños ya nos les apetece hablar con su padre. El mayor directamente se niega, hay días en los que lo expresa más claramente que otros pero básicamente no quiere hablar con él. El pequeño que vivió enamorado de su padre desde que nació y para el que fue un shock no verlo con la frecuencia que le gustaría en todo este proceso de separación, ha decidido recientemente apuntarse a la moda de su hermano y negarse a hablar con él. Tiene a penas veintiún meses pero si algo he aprendido yo con todo esto es que los niños perciben mucho, muuuuucho más de lo que nos pensamos. Por contra también aceptan muchos de los cambios que una separación supone con mayor naturalidad de la que nos esperamos los adultos.

Suelen hablar por Skype ya que las llamadas a mi móvil alemán fuera del territorio alemán me cuestan un ojo de la cara aunque al principio lo asumía como parte de la situación entendiendo que ya que esas llamadas redundan en beneficio del padre, éste se haría cargo de esas facturas. Qué ingenua. A principios de julio me llegó un mensaje que decía que me cortaban la línea móvil por impago y tuve que hacerle ver al lince del padre que o pagaba la factura o lamentablemente no sería posible continuar con el contacto telefónico con sus hijos. Qué bochornoso tener que recurrir a este tipo de ultimátums porque parece que su sentido común no llega a tanto.

Aunque pagó la factura decidí no hipotecarme el futuro a la espera de que él se hiciera cargo o no de las facturas de móvil. Ni hablar. Le dije que hablaríamos por Skype siempre y cuando yo tuviera cobertura wifi en mi teléfono o si no en el ordenador en casa de mis padres. Así lo hemos venido haciendo este último mes.

Cada vez que recibo un mensaje en el que me pregunta si puede hablar con los niños se me cae el alma a los pies porque sé que me toca media hora desesperante. Es una pesadilla.

Consecución de los hechos de forma resumida:

1.- Llega mensaje del padre.
2.- Niños, papá va a llamar. 
3.- El mayor grita que no y el pequeño se escabulle.
4.- Ignoro sus reacciones porque es algo por lo que hay que pasar, queramos o no -hijos, asumámoslo-. Pongo en marcha el programa y espero la llamada. Mientras, los voy animando a que se acerquen a decirle algo a su padre.
5.- Mi hijo mayor me explica que quiere jugar, que se lo está pasando muy bien y que NO QUIERE hablar con su padre.
6.- Su padre llama, descuelgo, nos vemos las caras (qué suplicio), no nos decimos nada y llamo a los niños, les urjo a que vengan que papá les espera. 
7.- Mi hijo mayor ignora mis llamadas y el pequeño ya está a punto de atravesar la frontera con una identidad falsa.
8.- Yo me pregunto por qué tengo que asumir ese rol cuando yo soy la primera que entiendo porqué los niños no quieren hablar con su padre aunque siguiendo las recomendaciones de mi abogado y pisoteando mis principios y mi autoestima continúo, ya con un tono más serio pidiéndoles a los niños que se acerquen al ordenador.
9.- Llamo a la interpol y consigo dar con el pequeño, le pongo los grilletes y lo poso delante del ordenador, su padre le dice cuatro tonterías, él parece que reacciona a alguna y después de como mucho unos minutos se ha largado y me vuelvo a quedar sola con el padre. ¡Yupi!
10.- Le digo al mayor que si no quiere hablar con papá que no pasa nada pero que al menos venga a decirle hola, le explique que está jugando y que después podrá seguir con lo que está haciendo. Después de repetirlo varias veces lo hace pero se niega a hablar en alemán con su padre y hace tonterías que me ponen nerviosa.
11.- El mayor continúa con su teatrillo, ese que si pudiésemos traducir en nuestro idioma de adultos diría algo así como "papá no me gusta nada de todo esto, no quiero hablar contigo porque has hecho cosas que aunque no consigo entender muy bien, no me gustan y además gritas y hablas mal a mi mamá cuando te enfadas y que sepas que cuando me despierto por las noches quien está a mi lado es mi mamá y cuando mi hermano me engancha del pelo es mi mamá quien corre a rescatarme y cada vez que me caigo es mi mamá quien viene corriendo y me canta "sana, sana". Papá, es que hace tanto tiempo que no acumulo un recuerdo agradable contigo que no me apetece decirte nada como si nada de lo anterior fuese importante"
12.- Decido que ya basta y vuelvo a intentar acercar los niños al ordenador para que se despidan y podamos acabar con toda esta pantomima, volvamos al punto número 7. 
13.-Finalmente se despiden y colgamos.

Así todos los días. Días mejores y días peores pero básicamente nos pasamos media hora de esta guisa. Insisto, ¡qué pesadilla!



miércoles, 24 de julio de 2013

Aventura con mis Kinder

Tengo dos hijos, uno de casi cuatro años y otro de casi dos. Cuando empezó toda esta pesadilla que está resultando ser mi separación el pequeño a penas tenía 8 meses y vivía día y noche enganchado a mi teta y el mayor pues iba a cumplir tres años en breve.

Ahora mismo las cosas son mucho más fáciles con los niños que entonces, el pequeño camina, juega con el mayor y pese a lo sucedido, algo ha mejorado en todo este tiempo.

La aventura de ayer fue una de esas que piensas, alguien merece escucharla y aunque para conocer de toda historia imprescindible con los pequeños de la casa ya tenemos a la estupenda Fátima Casaseca y su blog de Una mamá en Alemania o a la maravillosa Eva Quevedo con su también Blog de Madre, voy a intentar explicar lo que me pasó sin aspiración alguna a llegar a la Champions League en la que se mueven estas supermamás :)

Habíamos pasado la tarde en la playa en buena compañía y sin mayor novedad pero a la hora de volvernos es cuando se me complicó todo. ¡Vamos niños, nos vamos a casa! y el mayor ya empezó que no y que ¿por queeeeeeeeé? Después de dieciocho explicaciones diferentes, prometerle ir a visitar a la abuela, helados, arroz con tomate y qué sé yo cuantas cosas más, consigo sacarlos del agua pero no sin antes rebozarse como pequeñas croquetas por la arena. Bueno, da igual pienso, al llegar a casa, directos a la bañera, a cenar y a dormir.

8pm Llegamos a casa y como aparco en un cercado que pertenece a mis padres le digo al mayor que esperen un momento en el coche que bajo los trastos a casa y voy llenando la bañera y que en un minutín vuelvo. Llego a la ducha, pongo a llenar la bañera pero me digo a mí misma, me pego una ducha rapidísima que estoy llena de arena y total son unos segundos de nada. Lo hago todo y cuando salgo, ¿qué me encuentro? ¡¡¡DOS CROQUETAS DE ARENA DORMIDAS EN EL COCHE!!! ¡¡AAAAAAAAAHHHHH!!

Ideo un plan que consiste en prepararlo todo para el trasbordo. Tengo que cerrar cortinas opacas, dejar camas listas, preparar la leche y chupete para el pequeño. Debo dejarlo todo a punto ya que al mayor puedo mirar de quitarle la arena con una toalla sin alterar su plácido sueño pero al pequeño no me queda otra que meterme en la ducha con él con la esperanza de que después de la ducha tibia, una cama cómoda y fresquita y un bibi de leche, se quede frito. Empezaré primero por el pequeño que va a ser más complicado y luego bajaré al mayor que le cuesta coger el sueño pero cuando lo coge no lo suelta, lo meto en la cama y todos durmiendo ¡Un plan perfecto!

Empiezo la operación según lo previsto, voy a por el pequeño aunque antes de haberlo cogido ya había dejado la ducha previamente encendida con agua tibia y me había desvestido yo para meterme con él también. Nos metemos en la ducha e intento quitarle toda la arena, no es fácil, el sudor ha ayudado a su fijación MIST! Sigo frotando pero se pone a llorar VERDAMMT! Aborto ducha, paro, lo seco e inyecto chupete nuevamente. Se tranquiliza pero está despierto. Voy al cuarto, lo acuesto, me mira con cara de ¿estás de broma mamá?. Sigo con mi plan, le doy la leche y lo dejo ahí tranquilamente tomando la leche en la cuna. Muchas veces, si está cansado se toma la leche, le pongo el chupete en el momento oportuno y ¡ZAS! se duerme. No iba a ser el caso pero no me iba a rendir.

Lo dejo y mientras voy al coche le quito la arena al mayor y cuando vuelvo el pequeño se estaba acabando el biberón pero me miraba con cara de "después de esa ducha traicionera se va a dormir tu tía". -Esto pinta mal, mec...!- Acaba, le pongo el chupete y pensé esperar un poco a que se relajase y se durmiese y así no alterarlo y precipitar el fracaso del gran plan trayendo al mayor. Esperé diez minutos paseando por el jardín, comprobando que los grifos del jardín estuviesen cerrados, había uno abierto que había encharcado una proporción considerable de jardín pero da igual, -concentración querida-, con un poco de suerte se duermen hoy los dos pronto y podrás cenar sin que se te atragante la comida o poder ir al baño sin que te sigan como si te fueses a la guerra o, atención, tumbarte en el sofá con el portátil a escribir tonterías en el blog o mirar, SÓLO MIRAR, zapatos y trapitos en internet. Pensar esto me daba fuerzas para ejecutar el plan.

Al cabo de 20 minutos de haberlo dejado y de haber revisado todo el jardín, asomo el hocico y como si me estuviese esperando me volvió a mirar con cara de pocos amigos. ¡¡¡¡¡Noooooooooo, ¿¿¿¿por quéééééé???!!!!! Da igual, pienso, está tranquilo y si está noqueado en la cuna, ya me basta. 

Cojo al mayor lo llevo a la cama y lo dejo, protesta un poco, le doy agua, bebe y mientras lo hago noto en mi nuca la mirada penetrante del pequeño. La ignoro y cuando acaba el mayor lo tapo y salgo del cuarto. Salgo por la puerta errónea que da a la cochera y mientras intento dar la vuelta para acceder a la puerta principal recuerdo que la barrerita que hay que atravesar hasta llegar a la puerta principal hace un escándalo al abrirse y otro escándalo al cerrarse y da la casualidad que la dichosa barrerita pega debajo de la ventana del pequeño príncipe de la casa. NO-PUEDE-SER. ¿Solución? Saltar la verja. Estoy medio desnuda, sudando gracias a los 30ºC que hace todavía, pringada de toda la arena que le quité al pequeño pero salto la verja y cuando por fin estoy dentro, salgo a la terraza y me siento. Noto que me tiemblan las piernas pero da igual, me relajo mientras me fumo un piti imaginario y cierro los ojos.

Son las 9:20pm y después de casi hora y media de "plan perfecto" estoy catatónica. Ahora voy a ver si reúno fuerzas para hacer una de esas cosas que soñé hacer cuando se durmiesen...

lunes, 22 de julio de 2013

La noche de los fuegos

Ayer nos estábamos preparando para ir a ver los fuegos artificiales y con prisa porque teníamos que irnos. Yo estaba tendiendo la ropa y poniendo otra lavadora, dándoles de merendar a los niños y sin darme cuenta, pisé un clavo y qué clavo señores. Me atravesó el zapato y se me clavó en el pie, llamé a un servicio de consultas sanitarias para saber que tenía que hacer porque el clavo estaba oxidado y me dijeron que tendría que ir al centro de salud. ¡Fantástico! 

Me lavé bien el pie y limpié todo el rastro de sangre que había dejado, me acabé de preparar, vestí a los niños y puse rumbo al ambulatorio. 

Al llegar le expliqué a la de admisión y pasé a la sala de espera, al poco tiempo me llamaron y entré, era el médico de urgencias, me miró el pie y me dijo que no era nada pero que por precaución me pondrían la vacuna del tétanos, así que le enseñé mi mejor nalga entre bromas porque yo pensaba que me la pondría en el brazo y poco después charlando de cuatro tonterías nos dimos los teléfonos y quedamos que le llamaría.

Me fui para casa feliz como una perdiz pensando en a qué hora vendrían mis padres ese día de trabajar para poder liberarme de los niños e irme a tomar algo con el guapo médico majetón y al llegar a casa mi madre que se había preocupado por mi percance, dijo que volvió antes y que ya se quedaría en casa. Entonces vi la oportunidad y le dije si podría quedarse con los niños, que se habían dormido por el camino, para poder salir yo a tomar algo y me dijo que claro. 

Le mandé un mensaje al doctor y quedamos, todo fue genial. Bueno todo menos por el hecho de que en lugar de un guapo médico me atendió una señora de unos cincuenta años con el humor justo para acabar su turno. En realidad tampoco me pudieron poner la vacuna porque había una lista de espera de dos horas en urgencias, por lo que decidí irme sin vacuna ya que después de preguntarle mi hijo si tenía juguetes, la señora le contestó muy seca que no y vi claro que era un suicidio intentar esperar allí ese tiempo.

Llegamos a tiempo a los fuegos, los vimos, nos fuimos a casa alrededor de las doce y mis padres no habían llegado todavía, acosté al pequeño y poco después al mayor y aquí se acaba la historia. ¡De sueños también se vive!

sábado, 20 de julio de 2013

Historia de un idiota (y otro)

Lo bueno de haber pasado ya por circunstancias similares, aunque el escenario cambie, es que lo detectas al vuelo y así ha sido.

Hace un par de semanas iba caminando por la calle y me encontré a un antiguo compañero de trabajo que hacía años que no veía. Me alegró verlo y bueno, ante la pregunta obvia de qué tal todo y que hacéis por aquí y después de decirle que pasábamos todo el verano en España, llegó la siguiente pregunta obvia que fue "Y tu marido?" Nada, yo le conté brevemente lo que había sucedido sin detalles y de forma muy aséptica. 

Como se trataba de un breve encuentro fortuito y además yo andaba con los dos niños trepándome mientras intentaba responder a sus preguntas, hablamos de quedar un día sin niños (ojo, que lo dijo él) y así poder ponernos al día. Él también se separó pero no tiene hijos.

Lo cierto es que yo soy la primera que necesita estar un rato aunque sea, sin niños, pero que a otra persona parezca que le estorban, eso ya me resulta molesto. No sé, sensaciones.

Intercambiamos teléfonos y de ahí a empezar a hablar por Whatsapp pasaron segundos, lo prometo.

Partamos de la base que yo no sentía ningún tipo de atracción por el muchacho, era simplemente nostalgia, aprecio por el tiempo que habíamos pasado juntos como colegas de trabajo y bueno, si se presentaba la ocasión de pasar un rato charlando mientras me tomaba algo tranquilamente pues fantástico. Res pus.

Yo ya empecé a notar cosas raras por Whatsapp pero no tardó en aclararlo mediante bromejas de las que posteriormente se retractaba atribuyéndolas a intentar hacerme reír para quitarle hierro al asunto. ¿Quitarle hierro al asunto? pensé, ¿de qué me está hablando?

Después de intercambiar alguna que otra broma más, concretamos un día y eso sí, previa aclaración de que pagábamos a escote, que yo pensé "obvio, ¿o éste no se ha quedado con la parte de que vengo de pasar cinco años en Alemania?" En España creo que está más instalado lo de -hoy te invito yo, ya me invitarás tú a la próxima- pero en Alemania mi experiencia es que se suele hacer sistematicamente getrennt.

Quedamos y aunque pudimos charlar amigablemente recordando al "lince" de nuestro antiguo jefe, hablando de nuestras batallitas y alguna que otra metedura de pata, también es cierto que de vez en cuando metía pullas como "ay, qué guapa te veo, después de años sin vernos, tener dos hijos te veo aún mejor que antes" o tras comentarios que pasarán a la historia como, "venga te invito a una copa pero yo sólo invito a copas si hay sexo después" a lo que se apresuraba después a rectificar atribuyéndolo a que era broma para que me riera un poco. Pues es que no me hacía ni puñetera gracia pero simplemente le dije, "oh, qué lástima, pero es que tengo que conducir a casa". 

Nada, poco después acabó nuestro encuentro y aunque hace unos días nos encontramos en la gasolinera repostando y me dijo que teníamos que volver a quedar, le dije que ya miraríamos de quedar y bueno, ahí quedó la cosa.

Siento que me he vuelto a meter en la boca del lobo otra vez, esta vez me he visto más ágil pero ¿cómo puede ser que pegue con semejantes personas aún sin tener ninguna pretensión de nada?. Al menos el primer idiota despertó en mí cierto interés, pero pasar por semejante bochorno sin que te interese un pimiento tu interlocutor, es de lo más innecesario. 

Bueno, supongo que un día de estos, aunque sólo sea por estadística, podré tener un encuentro con alguien que me parezca interesante y que me vaya a casa pensando, ¡ha estado bien!


viernes, 19 de julio de 2013

Mudarme o no mudarme. Ésta si que es la cuestión.

Ahora este tema ronda mi cabeza y la verdad es que aunque tengo claro que quiero hacer, lo habido y por haber, por no tener que mudarme, hay que tener muy claro a que me enfrento. Llevo un par de días hablando con una buena amiga que, en un acto de responsabilidad, me invita a la reflexión.

Hagamos recuento de gastos:

Vamos a ver, por un lado tenemos que si me quedo, tendré que asumir mil euros de alquiler, más internet y luz: 1150€. A esto hay que sumarle la comida y haciendo cálculos creo que con cincuenta euros a la semana podríamos sobrevivir, sin comprar caprichos. Yendo a comprar a un hipermercado económico, lo consigo: 250€ más. En transporte también necesito invertir dinero, bien sea en gasolina para el coche o en una tarjeta de transportes. He pensado en trasladarme a la guardería, como al trabajo (que aún no tengo), en bicicleta pero hay que disponer de un plan B. Creo que con cincuenta euros de gasolina al mes o cincuenta euros en tarjeta de transportes cubriría esta parte: 50€ más. Aunque la ley alemana establece que los gastos de guarderías no están incluidos en el dinero que me pasa por los niños, según el abogado de mi marido no se va a hacer cargo. También es verdad que bajo la condición de padres separados el precio por la guardería disminuye, por lo que después de mirar un poco en internet, calculo que pagaré unos 250€ por la guardería de ambos y la comida. Después ya veremos si se hace cargo de la mitad o no, ahora pongámonos en lo peor. El sofá, la tele y la cocina se están pagando en cómodos plazos mensuales, 270€ más. Por último mi smartphone que va a dejar de ser smart ¡a la voz de ya! como no consiga rebajar la cuota a unos 30€ en total. Negociaré con mis amigos de la Telekom. Y con esto llegamos a la módica suma de 2000€. Hay más deudas, créditos e historias que una vez que consiga trabajo y forma de pagarlos, los pagaré, como jurista conozco mis obligaciones y aún mejor, las consecuencias de no cumplirlas.

Y ahora hablemos de los ingresos:

Como ingresos dispongo del Kindergeld que si mi marido viene a buenas a cambiarlo a mi nombre, suponen un ingreso de 368€ al mes y por otro lado, lo que el padre está obligado a pagarles quiera o no quiera, a esto no se puede oponer bajo ningún concepto, es la pensión alimenticia o Kindesunterhalt. Esta cifra puede variar mucho, va en relación a su salario y a grosso modo y haciendo una media podrían suponer unos 600€ al mes. Por lo que andamos cerca de la mitad de lo que necesito ingresar mensualmente.

Debo encontrar un trabajo donde ingrese alrededor de unos 1200€ netos al mes. Lo cual no es fácil pero a mi favor están las fervientes ganas de salir adelante y un empuje increíble para demostrarme a mí misma que no es verdad eso de "Sin ti no soy nada". 

Pero bueno, al lío:

Pros de mudarse a una vivienda que suponga la mitad, es decir, de unos mil euros a unos quinientos euros. Por menos no encuentro nada que cubra nuestras necesidades mínimas de espacio y ubicación:

1.- El gran beneficio de mudarse sería que las exigencias económicas serían mucho menores y eso entre otros, me relajaría a la hora de tener que buscar empleo no siendo necesario tal vez, ni una jornada completa. En caso también de necesitar apoyo económico externo, la ayuda no tendría porqué ser tan abultada.

Y aquí acaban los beneficios de mudarse a otra vivienda, el único beneficio, que ahí es nada, es el económico. Vamos a ver los problemas de mudarse:

1.- La mudanza supondría un coste entre empresa de mudanza, desmontaje y montaje de muebles, de la cocina y pintar toda la casa y dejarla en orden para entregarla, de unos tres a unos cuatro mil euros calculo a bote pronto (sin contar que deba invertir algún dinero en la nueva casa). Estoy informándome con diferentes empresas de mudanzas para que me den precios pero la primera con la que lo he intentado no quiere dar precios, ni aproximados, si no ve la casa antes. Por cierto, este dinero por supuesto, no lo tengo.

2.- En segundo lugar y para mí, el problema más importante, el cambio que supone para mis hijos. Ya han sufrido muchos cambios y cuando tanteo a mi hijo diciéndole que si buscamos otra casa más chuli, me dice que si Lorenz se va a venir con nosotros, el hijo de unos vecinos con el que suele jugar. Y que si el trampolín, que hay instalado en el jardín comunitario, nos lo llevaríamos. Cuando me dice estas cosas, creo que representan el apego que le tiene a ese ambiente. Le hace feliz volver a casa cuando los recojo en la guarde y parece que corretear de aquí para allá por nuestro jardín o el comunitario con su bici, le encantan.

3.- Y por último, esta casa es para mí la culminación de muchos esfuerzos, de sueños, en esta casa y a pesar del poco tiempo que llevo en ella, no sólo he invertido tiempo, he invertido ilusiones y no me encuentro con fuerzas ni físicas ni emocionales para, no sólo afrontar una mudanza, si no para mandar a la porra todos esos sueños e ilusiones porque mi príncipe azul haya decidido salirse del cuento. No será fácil, lo sé, pero quiero intentar ver si soy capaz de sacarlo todo adelante.

La conclusión a la que llego es clara, tengo que ponerme manos a la obra y pasar a la acción y creo que ahí me encuentro ya, cualquier idea o ayuda será bienvenida. 

¡Vamos!

jueves, 18 de julio de 2013

Adaptarse a la marea

Es ahora cuando me doy cuenta que el mundo en el que vivimos está pensado para la vida en pareja o en el caso de las familias, para familias bienavenidas y a poder ser, con dos hijos. Ese parece el estereotipo para el que la sociedad está predispuesta.

Como hasta ahora más o menos me encontraba dentro de dicho estereotipo pues lo vivía con naturalidad pero es ahora en el que parece que ciertas cosas no encajan a la hora de, por ejemplo,  hacer una reserva de hotel. También te das cuenta hablando con alguien, que siente lástima por ti por haberte separado y verte con dos hijos. La verdad es que a veces, es difícil estar sola con dos niños pequeños y como me decía una madre el otro día haciendo aspavientos, "me da ansiedad sólo de verte" :) Realmente no es para tanto y mis pequeños hombrecitos son el sueño de toda madre, menos cuando el mayor se declara en rebeldía y me dice que está mu mU MU enfadado conmigo y entonces hace justo lo opuesto de lo que le pido o el pequeño se empecina en hacer algo altamente peligroso y para demostrarme que no está de acuerdo con mi decisión unilateral de no dejarle trepar por escaleras de obras o similares, me pega un mordisco en el hombro que me deja un hematoma una semana. ¡Angelitos!

El tema también está en que de apetecerme reanudar cualquier relación personal con otro hombre, en la treintena es harto complicado, no por la edad en si, si no por el hecho de que a esta edad están todos sentando la cabeza con sus respectivas hermosísimas e inteligentísimas novias. Que bonito es el amor...

Leí un libro muy interesante del nada más y nada menos, Eduard Punset que se titulaba como este post y que yo hoy cojo prestado para hablar de mi marea particular. Me adapto, poco a poco me adapto y lo bueno de salir de esa burbuja de felicidad en la que me había instalado, es estar aprendiendo que hay muchas formas de ser feliz y que aunque yo no me sienta con argumentos para decirlo ahora plenamente, si puedo decir que me siento en el camino para conseguirlo.

lunes, 15 de julio de 2013

Tomando decisiones

Se cuece un jaleo interesante debido a toda la situación generada con mi separación y con el hecho de estar viviendo fuera de mi país. Resulta que aunque tengo un permiso para salir de Alemania con los niños debo estar de vuelta a más tardar en el 31 de Agosto y así me lo ha recordado un par de veces ya mi abogado. Le preocupa, es obvio que este tema es serio.

No obstante lo cual, la realidad que me espera no es un camino de rosas, no tengo capacidad económica para financiar mi supervivencia y la de mis hijos de forma autónoma y parece que mi príncipe azul lucha por dejarme sin un chavo

Hasta aquí nada nuevo. 

Ahora el asunto es si personas de mi entorno, de mi familia, mis padres me podrían echar una mano hasta que encontrase forma autosuficiente para salir adelante y luego ya poder ir devolviendo según pueda esa ayuda prestada. Los únicos con capacidad económica para ayudarme son mis padres y la cuestión es que mi padre no entiende cómo no he iniciado ya los trámites para mudarme a España y mi madre en cierta manera, le apoya. Y bueno, hasta cierto punto es su opinión aunque el problema es cuando condicionan su ayuda, económica o de cualquier tipo al hecho de que me mude ab sofort a España. 

Y yo me pregunto, ¿a alguna de estas personas que se supone que me quieren y me apoyan, les importa qué siento yo? ¿Tal vez no es demasiado pedir que deje toda mi vida, porque mi marido no es lo único que tengo en Alemania, y me venga con lo puesto a casa

Mi vida está allí y se me ocurren mucho y variados motivos por los que volver. También es cierto, que haber pasado aquí ya mes y medio confirma lo que ya me esperaba y es que si allí no va a ser fácil, aquí tampoco sería mejor. 

Quiero ver de lo que soy capaz, si me voy o no de Alemania quiero hacerlo por convicción propia y no escapando de una situación, hecho que me frustraría aún más. Quiero ser feliz y eso se consigue tomando tus propias decisiones y siendo consecuente con ellas. Y es por este motivo que YO, mujer separada y con dos hijos, mayor de edad y en pleno uso de mis facultades, decido quedarme sola en Alemania y sin ayuda de mis padres. 

Que así sea.

viernes, 12 de julio de 2013

Historia de un idiota (otro)

Hace un par de meses estaba yo saltando de felicidad porque había conseguido meterme en mis vaqueros pre-embarazos y sentía que me iba a comer el mundo cuando de repente...


Tocan el timbre, era el transportista que había venido los tres últimos días a traer paquetes, principalmente para vecinos que no se encontraban en ese momento. Me parecía mono y poseída por esa sensación de comerme el mundo le dije que me iba a tener que compensar por estar haciendo parte de su trabajo, me dijo que qué quería a cambio y le dije que yo qué sabía, que al menos se le podía ocurrir a él, o algo por el estilo. Me dijo que le diese mi número de teléfono y pensaría algo. Así lo hice. 

Empezamos a hablar por WhatsApp y la cosa no empezó mal pero fue decayendo por momentos. Me dijo que a ver si quedábamos, hasta aquí bien y le dije que fuésemos a cenar algún día o a tomar algo y me pregunta si busco una relación seria, ¡Yo qué sé! le digo. ¿Es normal que después de pocas frases después de haber conocido a alguien, cuando ni si quiera sabes si vas a pasar a algo más que a tomar un café, te pregunten esto? Me responde que él sólo quiere sexo ¡Toma del frasco, carrasco! Pues es que el tema era obvio, pero el haberme pasado diez años fuera del mercado trae consigo la falta de práctica.

En fin, le digo que muy bien que yo no estaba buscando hombre casadero precisamente pero que si eso iba a pasar o no, ni lo sabía ni me lo quería plantear ahora mismo y que antes de pensar en nada más, si quería, nos tomábamos algo o no, y lo dejábamos estar porque no estábamos en la misma línea de acción.

Me dice que no, que no y que hablamos y lo que sea, que se siente muy atraído por mí y que quiere conocerme y que luego ya veremos y si no, amigos, me dice el muy sin vergüenza! ;)

La cuestión es que vuelve a la historia de que bueno que él quiere sexo y empieza a preguntar impertinencias y cosas íntimas. Pese a las ganas de relacionarme con alguien y tomarme una copa y reírme, llego a la conclusión de que no va a ser con éste y con buenas palabras le digo que Ciao bello!

Me dice que le disculpe y que le dé una oportunidad, a mí esto ya no me sonaba muy bien pero lo dicho, tenía ganas de no ser sólo madre a jornada completa, quería salir y tontear un poco con alguien. Le digo que venga, que vale, que quedemos pero que tenga claras mis aspiraciones y que paso de nada más que no sea charlar y pasar un buen rato. Esto no se debe tener que decir y si lo tienes que decir es porque es un idiota y no hay que prestarle más atención, pero de eso soy consciente ahora.

Quedamos y como era de esperar, lo único que le interesaba era tener sexo  y además, así en plan vamos ya a la cama. Yo alucino y pienso, más claro no le puedo haber hablado, qué coj... le pasa a este tío que no lo entiende. Y sin dejar que pase nada de nada, le digo que adiós y que ya hablaremos. 

Al rato me escribe y me dice que qué pasa ahora y le respondo NADA y le explico un poco el tema pero da igual porque no lo ha entendido y hace poco, estando ya en España, me escribió para decirme si cuando volviese íbamos a tener sexo (es que parece una broma) y le dije claramente que la regla de oro de la casa era no irse a la cama con idiotas. Tengo la sospecha, por sus mensajes posteriores, que a día de hoy sigue sin entenderlo pero una vez explicado el tema y bloqueado en Whatsapp, doy el tema por zanjado. 

Después de esta experiencia he sacado algo positivo y es que me he dado cuenta de que con el idiota de mi marido ya tengo suficiente y que por mínima que sea la posibilidad de que el tipo que tenga delante sea otro idiota, no merece la pena ni molestarse. Bastantes hombres habrá que aunque también acaben comportándose como unos idiotas, al menos al principio te seduzcan y merezca la pena que inviertas algo de tiempo y si no, me voy a tomar la copa sola, me voy al cine sola o me paseo sola, que mejor que yo, no me entiende nadie.

miércoles, 10 de julio de 2013

La vida vuelve a empezar

Cuando una ya creía que tenía su vida encaminada, cuando ya crees que tu futuro está más o menos escrito: has encontrado a tu príncipe azul, te has casado, estás creando tu familia, cuando has hablado  millones de veces del futuro próximo, del lejano, de envejecer juntos... Y lo que es peor, te lo has creído como una ingenua, comenzar de cero se vuelve más complicado.


Por lo pronto, cuando empieza a haber problemas y no entiendes que está pasando, sales a defenderte como puedes y a intentar hacer reaccionar a tu pareja con todas las armas que tienes a tu alcance. El problema en mi caso fue que mi príncipe azul ya había tomado una decisión. Entiendo que vivió en silencio, reprimido, la fase de duda y cuando tomó una decisión es cuando yo empecé a percibirlo y a intentar poner soluciones pero aunque yo no lo sabía, ya era tarde.



Cuando ves que nada de lo que puedas hacer va a surtir el efecto deseado, empiezas a aceptar que tu cuento de príncipes y princesas ya se ha terminado, que pasas al mercado de segunda mano y esto para mí fue especialmente duro. Vengo de una familia desestructurada que con los años ha tomado cierta estabilidad pero siempre pensé que costase lo que me costase yo elegiría al bueno, a uno que me respetase, me quisiese, que fuese un compañero, un apoyo y que sería la persona con la que construir mi proyecto definitivo. Pensar en ser una madre separada me aterraba, lo pensé fugazmente, no es que reflexionase mucho sobre ello pero cada vez que alguien me decía que se había separado se me ponía el vello de punta. Imagínate cuando te toca a ti.



Superas esta fase de soy un desecho social, porque entiendes la vida como fases lineales que se suceden las unas a las otras entrelazándose, y decides que pese a todo, que pese a ser una mujer separada eres una mujer y ya es hora de recuperarse a una misma. Empiezas la fase de recuperación, de intentar recuperar ese físico de antaño y a recuperar todas esas cosas que un día tuviste y fuiste apartando con el paso del tiempo. Esta fase te proporciona una falsa euforia, crees que ya está que tu camino hacia la recuperación ha llegado en tanto ya te estás centrando en ti pero luego empiezas a darte cuenta que este camino que estás siguiendo es como una montaña rusa.



Cuando te estás empezando a recuperar a ti misma y abres los ojos al exterior, te das cuenta de que hay un mar de posibilidades. Conocer gente, conocer a otras personas y de repente, se apodera de ti esa necesidad de estar con otros hombres. A mi me sucedió de una forma curiosa, me venía esa idea de tontear con otros hombres de una manera recurrente pero yo me pasé dos semanas sin prestarle atención y reprimiendo ese pensamiento. Después de unas semanas lo hablé con varias amigas, temía sus reacciones, tal vez temía que me juzgaran, que pensaran ¿Qué clase de persona que se acaba de separar involuntariamente está pensando tan precipitadamente en otros hombres?. Al contrario de todo esto y pese a la sorpresa, mis amigas me animaron a vivir, a entender mis necesidades en ese momento y bueno, a ser prudente también con todo este maremágnum de sensaciones.



Reconozco que me sentí liberada.



No pasaron muchos días hasta que conocí a un idiota que me devolvió a la senda. No pasó absolutamente nada relevante pero ya os contaré, yo me he reído mucho con esta historia.



Vuelta a la senda empiezas a pensar que el mundo está lleno de personas, de todo tipo, y piensas ¿Si he estado diez años casada con un idiota y no me he dado cuenta, cuántos idiotas más podré encontrarme?. Forma parte del proceso. Llegada a esta conclusión y superada esta primera fase de euforia creo que ahora me siento más tranquila, instalando mis prioridades de nuevo, queriéndome a mi y a mis hijos por encima de todo, disfrutando de todo lo bueno que me ha dado la vida, que es mucho y muy bonito y relegando a la nada esas cosas feas que aunque también forman parte de la vida, cuesta aceptar.



Y en este momento es cuando mi percepción lineal se va a la porra y después de todo lo vivido, sientes que la vida vuelve a empezar.


martes, 9 de julio de 2013

Pasado, presente y Futuro

Me sorprendía a mí misma pensando, no te pierdas enfadándote, frustrándote o pensando en qué le dirías (a tu marido) porque ahora mismo no tienes tiempo para nada que no sea cuidar y entretener a tus dos hijos y mirar de buscar la manera de obtener ingresos para sacarlos a ellos dos adelante. Me paré, lo pensé y es cierto. ¿Cuántas energías habré malgastado en enfados y en discusiones que no me llevan a ninguna parte?

Mi presente es difícil y mi futuro incierto pero lo que no me esperaba es tener que echarme a las espaldas el pasado también. Es obvio que mi presente es consecuencia de mi pasado pero me refiero a que ni si quiera tengo la oportunidad de empezar medianamente de cero. No sólo mi panorama ha empeorado, que lejos de decir pues me remango y tiro pa'lante sola y sin ayuda, no, lejos de eso, me toca apechugar con el pasado también y con un futuro sola que no deja lugar a la duda, lo dicho, remángate y ponte manos a la obra porque si no sacas tú a tus hijos adelante no va a venir nadie a sacarte las castañas del fuego (aunque ayuditas tengo muchas y por ello, estoy enormemente agradecida).

En conclusión, no sólo me quiere dejar sin un chavo si no que me tengo que preocupar de buscar la manera de hacerme cargo de las deudas de nuestro pasado. De donde no hay, no busques, dicen, pues va a haber que buscar pero lo que no me mate me hará más fuerte, dicen también y si me muero por el camino, que va a ser que no, lo haré orgullosa de haberlo dado todo en el intento, así que LOS GEHT'S!

lunes, 8 de julio de 2013

Sin un chavo

Ésta sí que es buena. Ahora resulta que con todo este jaleo, el mozo se ha crujido todos los ingresos habidos y por haber. No paga las facturas, las mías por supuesto, y aquí estoy sin poder usar mis tarjetas, con avisos en el móvil de que me van a cortar el teléfono y viviendo de la caridad de mis padres.

Mientras él pasea modelitos nuevos cada vez que tengo oportunidad de verle a través de Skype (habla por videoconferencia con los niños). Se corre juergas y va de aquí para allá. Lo digo por lo que me cuenta, que maldita sea la gana que tengo yo de que me cuente nada. En conclusión, se subió a un tren de vida que le hipnotizó y lejos de hacer las cosas bien, empezó a hipotecar aún más nuestro futuro y lo que es peor, a comprometer el futuro próximo de sus hijos. 

Esta noche quiere que hablemos del tema por Skype. Malditas las ganas (otra vez). Le dije que de estos temas hablase con mi abogado, pero él insiste. Le escucharé, quiero saber que tiene que decirme y después, que sea mi abogado el que actúe.

No puedo más. ¿Cuándo va a acabar esta pesadilla?

Autonomía

El camino para conseguirla no es pacífico pero se puede lograr de muchas maneras, con pequeñas cosas y con heroicidades varias pero en definitiva la cuestión es seguir ese camino que nos lleve a recuperarla.

Yo estoy en ello.

Al principio de mi separación no podia concibir la vida sin mi marido, no era posible, en esta fase incipiente de nuestra separación no quería ni oír hablar de la posibilidad de no envejecer a su lado (¡Pues menuda tontería!).

Cuando acepté la idea de que no iba a volver, cuando la acepté realmente, empecé a considerar otras posibilidades (siguiente fase) pero si bien es cierto que fue placentero sentir que había dado un gran paso en ese sentido, es decir,  la aceptación de mi separación, vino otro inconveniente, empecé a sentir la necesidad de buscar sentirme deseada, querida, apreciada, de que le importaba a alguien. ¿Eso no es precisamente buscar autonomía, no? 

Por suerte (?) no he encontrado (tampoco he buscado activamente) nadie que merezca la pena. No sé qué me debía pensar, que los hombres interesantes pasan por tu lado y te dicen -Hola preciosa ¿quieres tomarte un café conmigo?-. De hecho, lo más cerca que he estado de algo así es que un mequetrefe me pidiera el teléfono y antes de que pudiéramos tomar un café, lo mandé a la porra. Ha habido otras experiencias que no han pasado de unas miradas de complicidad y poco más, esto ha sido divertido. Un día me gustaría contar cómo he vivido esto de estar otra vez en el mercado tras mi separación, toda una experiencia (que acaba de empezar).


La cuestión es que tras este impulso de relacionarme ha venido otro que me empuja más a no centrarme tanto en esto (¡bien!), voy a seguir mi camino a la autonomía o a intentarlo, y cuando me sienta entera o al menos un poco más ya aparecerá algo interesante que disfrutar.



En fin, alles mit der Ruhe...




sábado, 6 de julio de 2013

Mi hijo quiere pintarse las uñas...

...como mamá.


En este reencuentro que estoy teniendo conmigo misma en el que estoy recuperando todo eso que dejé en un segundo plano (dada la situación familiar aunque también por iniciativa propia), he vuelto a recuperar la buena costumbre de pintarme las uñas. Si, lo que oyen. La cuestión no es este hecho irrelevante en si, lo que me ha llevado a reflexionar es que mi hijos quieran hacerlo también y no sólo eso, sino quieren ponerse mis sujetadores, mi hijo mayor, el que tiene 3 años, se pone mis tacones y así como aprenden los niños, por imitación, una infinidad de cosas más. 

Si en lugar de tener dos hombrecitos fueran dos princesitas pues se entendería mejor, podría pintarle las uñas y tal vez no me resultaría llamativo (o no tanto). También he pensado que ésta pueda ser la consecuencia de que se relacionen principalmente conmigo y que no tengan ninguna figura masculina que, no sé, les impulse a querer afeitarse o a hacer esas típicas cosas más masculinas. Y que quede claro que yo estoy totalmente en contra de estos estereotipos y le estoy enseñando a mi hijos a cocinar, a limpiar y le recuerdo que eso no lo tiene porqué a hacer siempre mamá (tenemos ya una experiencia al respecto) y que esto lo hacen tanto papás como mamás y los nenes y las nenas tienen que ayudar.


También es cierto que seguramente si no estuviese en medio de esta situación tan traumática como está resultando ser mi separación tal vez ni lo pensaría, ni me lo plantearía pero empiezo a pensar que mis hijos necesitan en sus vidas una figura masculina, una persona de referencia (lo óptimo sería que fuese su padre) y no lo digo porque crea que esto venga inherente en las personas sino porque han tenido esta figura masculina, que era su padre, muy presente durante una primera etapa de sus vidas y de repente ya no está más...



 ¿O tal vez yo interpreto toda esta historia así porque la que realmente necesita esa persona soy yo?


jueves, 4 de julio de 2013

Desesperada



desesperado, da.

1. adj. Dominado por la desesperación. U. t. c. s.

2. adj. Extremo, forzoso, causado por la desesperación. Una decisión desesperada.

3. adj. Que no tiene remedio o no permite concebir esperanzas. Un caso desesperado.



Las tres acepciones casan con mi situación. Mi querido príncipe azul ha decidido crujirme mediante su abogado. Ha decidido que aunque haya dedicado los últimos casi cinco años de mi vida al proyecto de familia que teníamos en común, dejando con ello de lado mi propia vida, relegando mis estudios en la universidad a un segundo plano y muchas otras cosas mientras él desarrollaba una próspera carrera profesional que ahora le brinda unas condiciones y un salario más que satisfactorios, pese a todo esto, yo me quedo sin nada. Y no es que quiera quedarme con el coche, o con la casa o con cosas que ni si quiera tenemos, a mí lo único que me gustaría es tener la oportunidad de empezar de cero sola, un apoyo económico que me permita pagar el alquiler, la comida, aunque sea un mes para poder encontrar un trabajo. Mis hijos pueden estar en la guardería desde las 8:00 hasta las 16:30 por lo que espero poder encontrar algo, LO QUE SEA, que al menos me permita pagar el alquiler, que no es poco, pero una mudanza trae consigo más problemas que ventajas (éste es otro interesante capítulo de toda esta pesadilla).



Llevo más de un mes en España y me quedo otro tanto más, sería también interesante conseguir un trabajo aquí de LO QUE SEA, algo que me permitiera llevarme algún dinero a Alemania porque el 1 de Septiembre debo pagar mil euros de alquiler y poder comprar comida. Al menos lo básico.



Espero conseguirlo...

martes, 2 de julio de 2013

Cuando la lucha por tus intereses se torna una guerra perversa

Hace unos días recibí la primera comunicación del abogado del que fue mi príncipe azul. Muy triste, muy decepcionante, aún más de lo que me esperaba y no tengo tiempo ni fuerzas para enfadarme más. Aún más.

lunes, 1 de julio de 2013

Yo, yo misma e Irene

Los años junto a otra persona, en tanto son felices y llenos de recuerdos bonitos, te hacen crecer, mejorar, te hacen ser más tolerante y ser capaz de entender la vida ya no desde un punto de vista del YO sino, del nosotros.


Eso suena a priori muy bonito, muy romántico aunque como diría una buena amiga mía, el amor romántico daña. Y qué razón tiene.



Yo he sido siempre una persona con una personalidad fuerte, temperamental, muy emocional, romántica y creo que también generosa con mis emociones. Poco a poco, esta parte más emocional y sacrificada del nosotros se fue apoderando de mi YO, de esa parte por la que no debemos sentirnos mal por resaltar y tener en primerísimo lugar. Lo aprendí hace poco envuelta en mi separación, cuando me di cuenta de que había una clarísima relación causa-efecto con mis hijos, si yo estaba bien, me sentía feliz, más o menos segura de mí misma y estaba de buen humor o animada, mis hijos estaban contentos, tranquilos, comían, dormían y hasta se entretenían solos jugando. Si por el contrario, buscaba escondites en casa para llorar o se me agrietaba el rostro cuando me preguntaban por papá, mis hijos no me querían soltar, mi hijo pequeño que de aquella tendría unos 18 meses sólo quería estar en brazos, no quería irse a dormir y cuando lo hacía se despertaba continuamente.



La lectura es clara, primero YO y luego el resto, incluídos los hijos y los amores porque si nos preocupamos de nosotras mismas, si trabajamos el YO, lo demás, viene solo.



En años de relación y desde hace cinco que empecé la aventura de la maternidad dejé mi plano emocional y estético relegado a un segundo plano. Pasé de una talla 38 a una 42, cogí unos 15 kilos, los embarazos no ayudan pero tampoco hice nada especialmente por perderlos y por sentirme bien cuando me mirara al espejo. Sentía que no importaba, él me amaba por encima de todo eso y ya habría tiempo para recuperarme cuando diésemos por concluído nuestro proyecto de ampliar la familia. Qué ingenua.


No es que haya que estar estupenda, tener una talla 36, unas medidas 90-60-90 para ser una mujer completa, la cuestión es que para mí, antes, eso fue importante, lo trabajé y está adherido a mi persona. Me gusta la moda, verme guapa, sentirme sexy y estoy recuperando lo que se siente cuando cruzas miradas con un desconocido con esa seguridad de -aquí estoy YO-, con lo mejor de mí y unos ojos negros ahumados que no te están dejando indiferente.


Desde hace unas semanas estoy volviendo a cuidarme, a depilarme, a ponerme cremas, a pintarme las uñas, a perder peso, hacer deporte y debo reconocer que es lo mejor que puedo estar haciendo por mí. Me da seguridad en mí misma y no por estar más esbelta o más guapa sino por sentir que me estoy recuperando A MÍ MISMA.


Nuevo concepto de puntualidad alemana

La puntualidad alemana es una de esas cosas que se van asimilando sin darse mucha cuenta y que cuando realmente la notas es cuando vienes a España de visita, tu tía te dice ven a las cinco a casa a tomar café y llegas a las 16:59, tocas el timbre y no hay nadie en casa todavía o cuando tu madre te dice ahora vengo y tarda más de una hora en llegar. Después de unas semanas ya cuento con eso y me relajo con lo de la puntualidad, eso sí, unos días antes de regresar a Alemania me tendré que poner a entrenar, lo de ser puntual va asociado con el honor y la palabra de una persona, ¡no son bromas! :)

Mi marido era una de esas personas que como buen alemán era fiel a esta tradición y se sentía muy orgulloso de que esto formara parte de su cultura. Si bien es cierto que igual que evolucionó de principe azul al mismísimo diablo, cual Pokémon, empezó a aplicar la que supongo es su nueva idea de puntualidad alemana.

Después de semanas de puro desgaste, de maltrato psicológico, de dejarme colgada con los niños hasta las tantas porque tenía trabajo o porque me decía claramente que se iba de juerga con sus colegas, después de mucho discutir y a punto de venirme de visita a España, dos días antes, un buen viernes, después de una de sus juergas épicas tuvimos una discusión de buena mañana que ríete tú de las broncas de Gran Hermano. Ese día decidí que no podía más y que pasaba los dos días que me quedaban en casa de alguna amiga. El tiro me salió por la culata y si tengo oportunidad rendiré cuentas de lo sucedido. La cuestión es que pocas horas después, cuando él ya había vuelto del trabajo, volví, pero él lejos de tomarlo como una corrección de un "error" y después de mucho Whatsapp decidió que no era merecedora de su presencia y al margen de las necesidades de los niños o mías, cogió sus cosas y se fue como castigo. "No te ibas?" me dijo, "Pues ahora el que se va soy yo".

Fue un duro golpe porque lo que yo pretendía era hacerle reaccionar, ver que su comportamiento egoísta y excéntrico iba a hacerle perder eso tan bonito que habíamos construído juntos y que  -por el amor de Dios!- no podíamos perder de la noche a la mañana por una supuesta crisis. Ahora veo que él simplemente quería escapar de mí y no sabía cómo hacerlo y aprovechaba cualquier movimiento en falso por mi parte, por muy justificado que estuviese, para hacerme sangrar y pagar por ello. Siempre es mejor (!) que asumir las propias decisiones y afrontarlas valientemente o eso supongo que debe pensar (aún).

Me quedé sola con los niños, destrozada física y emocionalmente. Físicamente por llevar días y días con los niños a las espaldas, noches, idas y venidas a la guardería, la casa, la comida, la compra...  Y emocionalmente por estar viviendo una pesadilla que lejos de mejorar iba empeorando por momentos.

Pese a todo me pidió ver a los niños al día siguiente, que los vendría a recoger a las 10 de la mañana me dijo y aquí empieza lo divertido de la historia:

Sábado a las 9:40

Niños!!! Vamos a vestirnos que viene papá y vais a ir a dar un paseo.

Llovía y hacía algo de frío por lo que empezamos a vestirnos con los trajes de lluvia, calcetines gruesos, botas...

10:10 Ni rastro de papá

10:45 Los niños sudan como pollos y decido quitarles las chaquetas. Sigo sin noticias del padre.

11:00 Recibo un mensaje "Mierda, me he dormido, ahora vengo!".

12:45 Sin rastro del padre.

13:15 Recibo otro mensaje: "Mierda, me he vuelto a dormir, voy!".

14:30 Se presenta en casa.

Decidí previamente no discutir con él y aunque cuando llegó hizo un intento (pésimo) de disculpa le respondí "Sin comentarios".

17:30 Viene de vuelta y me pide llevarse el coche sin mayores explicaciones, le digo que mejor no, que si me pasa algo con los niños o se ponen malos en mitad de la noche quiero poder disponer del coche para ir al hospital o algo así.

Antes le había pedido que en lugar de venir a las 15:00 para llevarnos al aeropuerto, que por favor viniera a estar con los niños de las 10:00 a las 12:00 para poder ultimar el equipaje. Bueno pues me dijo que si quería que viniese a las 10:00 al día siguiente se tenía que llevar el coche. Bueno, pensé, que se lo lleve y acabemos esta historia en paz.

Domingo a las 10:00 del día que viajábamos

No se ha presentado ni tengo noticias.

10:45 Me manda un mensaje "FUCK me he dormido, necesito una hora para venir"

Decido que es el colmo, me supera, me tiembla todo, siento que ya no respeta nada. Siento miedo por no tener coche para ir al aeropuerto, perderé el avión y una tormenta de ideas a cuál más desproporcionada. Me dejo llevar por el estrés y llamo a varias amigas hasta que una buena amiga, en pleno domingo familiar lo suelta todo y viene con su coche a buscarme, a mí y a los niños y nos lleva al aeropuerto.

15:00 Primera llamada, después de una docena de ellas y de no cogerle el teléfono nos desea un buen viaje por SMS y que por favor le dé besos a los niños de su parte.

Aquí me di cuenta cuán efímeros pueden ser nuestros principios cuando nuestros intereses cambian y fue una terrible decepción pero no fue la definitiva para llevarme a la aceptación de nuestra nueva realidad, de darme cuenta que ni me quería ni me iba a querer. Ha habido desastres posteriores que me han ayudado a comprenderlo.


Y aquí y a pelo, tragando pero superando.