lunes, 1 de julio de 2013

Nuevo concepto de puntualidad alemana

La puntualidad alemana es una de esas cosas que se van asimilando sin darse mucha cuenta y que cuando realmente la notas es cuando vienes a España de visita, tu tía te dice ven a las cinco a casa a tomar café y llegas a las 16:59, tocas el timbre y no hay nadie en casa todavía o cuando tu madre te dice ahora vengo y tarda más de una hora en llegar. Después de unas semanas ya cuento con eso y me relajo con lo de la puntualidad, eso sí, unos días antes de regresar a Alemania me tendré que poner a entrenar, lo de ser puntual va asociado con el honor y la palabra de una persona, ¡no son bromas! :)

Mi marido era una de esas personas que como buen alemán era fiel a esta tradición y se sentía muy orgulloso de que esto formara parte de su cultura. Si bien es cierto que igual que evolucionó de principe azul al mismísimo diablo, cual Pokémon, empezó a aplicar la que supongo es su nueva idea de puntualidad alemana.

Después de semanas de puro desgaste, de maltrato psicológico, de dejarme colgada con los niños hasta las tantas porque tenía trabajo o porque me decía claramente que se iba de juerga con sus colegas, después de mucho discutir y a punto de venirme de visita a España, dos días antes, un buen viernes, después de una de sus juergas épicas tuvimos una discusión de buena mañana que ríete tú de las broncas de Gran Hermano. Ese día decidí que no podía más y que pasaba los dos días que me quedaban en casa de alguna amiga. El tiro me salió por la culata y si tengo oportunidad rendiré cuentas de lo sucedido. La cuestión es que pocas horas después, cuando él ya había vuelto del trabajo, volví, pero él lejos de tomarlo como una corrección de un "error" y después de mucho Whatsapp decidió que no era merecedora de su presencia y al margen de las necesidades de los niños o mías, cogió sus cosas y se fue como castigo. "No te ibas?" me dijo, "Pues ahora el que se va soy yo".

Fue un duro golpe porque lo que yo pretendía era hacerle reaccionar, ver que su comportamiento egoísta y excéntrico iba a hacerle perder eso tan bonito que habíamos construído juntos y que  -por el amor de Dios!- no podíamos perder de la noche a la mañana por una supuesta crisis. Ahora veo que él simplemente quería escapar de mí y no sabía cómo hacerlo y aprovechaba cualquier movimiento en falso por mi parte, por muy justificado que estuviese, para hacerme sangrar y pagar por ello. Siempre es mejor (!) que asumir las propias decisiones y afrontarlas valientemente o eso supongo que debe pensar (aún).

Me quedé sola con los niños, destrozada física y emocionalmente. Físicamente por llevar días y días con los niños a las espaldas, noches, idas y venidas a la guardería, la casa, la comida, la compra...  Y emocionalmente por estar viviendo una pesadilla que lejos de mejorar iba empeorando por momentos.

Pese a todo me pidió ver a los niños al día siguiente, que los vendría a recoger a las 10 de la mañana me dijo y aquí empieza lo divertido de la historia:

Sábado a las 9:40

Niños!!! Vamos a vestirnos que viene papá y vais a ir a dar un paseo.

Llovía y hacía algo de frío por lo que empezamos a vestirnos con los trajes de lluvia, calcetines gruesos, botas...

10:10 Ni rastro de papá

10:45 Los niños sudan como pollos y decido quitarles las chaquetas. Sigo sin noticias del padre.

11:00 Recibo un mensaje "Mierda, me he dormido, ahora vengo!".

12:45 Sin rastro del padre.

13:15 Recibo otro mensaje: "Mierda, me he vuelto a dormir, voy!".

14:30 Se presenta en casa.

Decidí previamente no discutir con él y aunque cuando llegó hizo un intento (pésimo) de disculpa le respondí "Sin comentarios".

17:30 Viene de vuelta y me pide llevarse el coche sin mayores explicaciones, le digo que mejor no, que si me pasa algo con los niños o se ponen malos en mitad de la noche quiero poder disponer del coche para ir al hospital o algo así.

Antes le había pedido que en lugar de venir a las 15:00 para llevarnos al aeropuerto, que por favor viniera a estar con los niños de las 10:00 a las 12:00 para poder ultimar el equipaje. Bueno pues me dijo que si quería que viniese a las 10:00 al día siguiente se tenía que llevar el coche. Bueno, pensé, que se lo lleve y acabemos esta historia en paz.

Domingo a las 10:00 del día que viajábamos

No se ha presentado ni tengo noticias.

10:45 Me manda un mensaje "FUCK me he dormido, necesito una hora para venir"

Decido que es el colmo, me supera, me tiembla todo, siento que ya no respeta nada. Siento miedo por no tener coche para ir al aeropuerto, perderé el avión y una tormenta de ideas a cuál más desproporcionada. Me dejo llevar por el estrés y llamo a varias amigas hasta que una buena amiga, en pleno domingo familiar lo suelta todo y viene con su coche a buscarme, a mí y a los niños y nos lleva al aeropuerto.

15:00 Primera llamada, después de una docena de ellas y de no cogerle el teléfono nos desea un buen viaje por SMS y que por favor le dé besos a los niños de su parte.

Aquí me di cuenta cuán efímeros pueden ser nuestros principios cuando nuestros intereses cambian y fue una terrible decepción pero no fue la definitiva para llevarme a la aceptación de nuestra nueva realidad, de darme cuenta que ni me quería ni me iba a querer. Ha habido desastres posteriores que me han ayudado a comprenderlo.


Y aquí y a pelo, tragando pero superando. 


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