jueves, 13 de marzo de 2014

48 horas tras el embargo

Vivo en Alemania, país que se enorgullece de ser uno de los países más garantistas en cuanto a servicios y coberturas sociales. Ya desde un principio tengo yo mis "peros" pero por lo general, me gusta y adoro el país en el que vivo. Me trata con cariño y lo que es más importante estoy resurgiendo de mis cenizas gracias a este país por lo que siempre tendré palabras de agradecimiento.

Dicho lo cuál, prosigamos. Resulta que por una deuda que realmente no me correspondía pagar a mí o no al completo, tengo mi cuenta bancaria embargada. Sin notificación, ni previo aviso. Eso sí, ayer, una semana después, el acreedor tuvo a bien comunicarme la situación, que ya era un hecho. No damos con el deudor pues vamos a expoliar a todo aquél que tenga relación alguna con éste. Wunderbar! 

No os negaré que después de todo lo sucedido y de que en su momento mi exmarido se diera a la buena vida con su nueva novia como si no hubiera un mañana (ni un ayer), me esperaba situaciones complicadas, acreedores "molestos" e incluso requerimientos judiciales pero esto, esto me pone en jaque. Si es ya de por sí complicado sobrevivir con un mísero sueldo y una mísera manutención, imaginaos si de repente ya no tienes acceso a un céntimo de tus ridículos ingresos.

Ya no hay maravillas que hacer, ya no hay posibilidades de hacer malabarismos para poderles comprar actimel a tus hijos a costa de comprar esas compresas barateras odiosas que nunca me imaginé comprando.  No hay nada que hacer, cero por cero, es cero. Ni un chavo.

No me detengo en mi lucha, ¡eso jamás!. Estoy dialogando con el banco para que, dada mi situación vulnerable de estar sola con limitados recursos y dos niños pequeños me den acceso a parte de mi dinero para poder cubrir necesidades básicas como puedan ser comer o pagar la factura de la luz. Sinceramente me resulta insultante que esto no sea obvio para cualquiera. Mi abogado está intentando solucionar o negociar con la empresa acreedora al tiempo que también intenta obtener una cantidad mayor a la que acceder en mi cuenta para poder hacer frente a los pagos como son el alquiler, luz, agua, teléfono, guarderías, comida de la guardería... en definitiva esos gastos fijos. Sin ir más lejos, la empresa de catering que trae la comida a la guardería de mis hijos, no ha podido realizar el cargo este mes en la cuenta por estar embargada y ya me han avisado de que a partir del 15 del mes actual, no les dan más comida a mis hijos. 

¿HEMOS PERDIDO TODOS LA PUTA CABEZA?

¿Estamos hablando de ofrecer alimento a dos criaturas de dos y cuatro años, no? ¿No estamos hablando de mi suscripción al club de campo o de las clases de piano o de tenis de los niños, no es cierto?

Ya me he descontrolado.

Respira hondo querida.

Con la ayuda de mi madre y mis amigas estoy pagando lo imprescindible para que nada de todo esto afecte a mis hijos, pagar guarderías, tener comida en la nevera o pagar el recibo de la luz. Así que bueno, mi indignación es mayúscula y en los dos últimos días no he podido dormir, estoy con fiebre y con un catarrazo que se ha instalado en mis bronquios y pretende acompañarme hasta el verano, pero también gozo de apoyo y eso es lo más importante.

Permitidme la osadía de decir que muchas veces me sorprende ver cómo sigo luchando contra viento y marea con la misma fuerza o más que el primer día. 

Pese a todo, no hay que perder de vista que poco a poco lo estoy consiguiendo. No puedo dejar que el árbol, no me deje ver el bosque.

#gogogo

miércoles, 12 de marzo de 2014

Nuevo capítulo: Cuenta embargada.

Después de más de un año y medio de pesadilla, sigo encontrándome con obstáculos importantes en el camino.

La última sorpresa es que me han embargado la cuenta por una deuda que ni si quiera me pertenece a mí directamente. Tenía una tarjeta de crédito conjunta con mi exmarido y éste que prometió haberla pagado, no lo hizo. Ayer por sorpresa llamé a mi banco y resulta que la empresa acreedora ha embargado mi cuenta y hasta que no salde los dos mil y pico euros que hay pendientes, no podré disponer de un céntimo de mi cuenta. Es agobiante cuando tus ingresos son muy humildes y a penas te alcanzan para pagar lo imprescindible y comer. 

Nada en esta vida es una casualidad o un accidente, todo pasa por un motivo. Yo hace un tiempo que he dejado de luchar o de nadar a contra corriente cuando algo así me sucede. Según lo imagino en mi mente, floto en el agua de un río que me transporta, no sé muy bien dónde, pero es irrelevante. Si nado a contra corriente, me desgasto, me altero, me canso y con mucha probabilidad acabaré antes o después en el mismo lugar.

Si pienso en el problema neto, sin contexto o sin otras añadiduras puedo caer fácilmente en la desesperación pero como decía, desde hace un tiempo ya no veo los problemas de una forma individual si no en su contexto y lo cierto es que tengo a mi madre, a buenas amigas, dos hijos sanos y felices, un abogado, un trabajo y dos manos para tirar del carro y salir adelante.

Sobrevivo y sobreviviré.