domingo, 15 de marzo de 2015

El fin de semana

El fin de semana es generalmente conocido como tiempo de descanso, de recuperación del cansancio acumulado durante la semana. Regla de la cual estamos excluidos los padres. 


En mi caso particular cuando llega el viernes, llega la acción de verdad. La Aupair tiene libre y me toca salir por patas del trabajo para ir a recoger a los niños de la guarde, tener un plan para pasar la tarde y en el mejor de los casos, sobrevivir hasta que se vayan a dormir. El sábado por la mañana a las 6 tocan Diana y hay que levantarse y encontrar "divertimento" durante todo el día, el pequeño con 3 años hace siesta, pero el mayor con cinco y medio me dice que la haga yo (que no estaría mal). Así que la pausa es relativa. 

El cansancio del mayor es evidente y las tardes sin siesta no dejan de ser de lo más alteradas. El sábado por la noche es mi noche libre, pero como me pasa a menudo, estoy tan agotada que antes de que llegue la hora de salir me he quedado frita en el sofá o he renunciado a mis pretensiones lúdicas para meterme en la cama. 

El domingo empieza igual que el sábado, a una hora respetable y el día se sucede entre ocio en el jardín, pequeñas salidas, pintar, jugar y un poco de dibujitos. 

A estas horas del domingo estoy que me arrastro, siento que no puedo más y la nueva Aupair que tenemos, que es un amor, me ayuda a sobrellevarlo de la mejor manera posible. 

Cuando se acuestan el domingo, preparo todo lo de la semana, lo mío y parte de los niños, comidas, ropa y esas cosas. 

Se acabó mi fin de semana y respiro hondo aliviada porque por fin empieza la semana, repleta de problemas que solucionar en el trabajo, estrés y reuniones. Salir corriendo para cuando lleguen mis pequeños y preparar cena y disfrutar de unos minutos en compañía con los niños. 

Los adoro quiero que sientan que estoy ahí, que estoy ahí para jugar cuando ellos quieran, aunque lo haga después de 9 o 10 horas en la oficina y alguna que otra decepción o frustración. Como la mayoría de padres, intento sacar fuerzas y una sonrisa y dar lo mejor de mí.

Después de casi dos años en esta lucha, necesito una de esas vacaciones, sin mayor pretensión que poder dormir hasta que mi cuerpo diga basta, darme un baño relajado sin que entren en el baño a trompicones continuamente y comer tranquilamente, sin que me tenga que levantar de la mesa tantas veces que hasta en ocasiones pienso si ceno o mejor espero a que se duerman para cenar. Son pequeñas pretensiones pero no parecen realizables. 

A veces me frustra tanto que me entristece ver en que se ha convertido mi vida, pero otras siento que la lucha no es por un objetivo, si no que la lucha en sí, ya es la consecución del objetivo. 

Supongo que lo segundo tiene un peso mucho más importante y por eso, no me cabe duda, tengo dos buenos e inmejorables motivos para levantarme todos los días y conseguir un día más mi objetivo, sobrevivir. 

Tengo la esperanza de que en unos años "sobrevivir" pertenecerá al pasado y encontraré muchas más manera de disfrutar y simplemente "vivir".

Paciencia y una caña :)

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