lunes, 4 de noviembre de 2013

Viviendo deprisa

La semana pasada llegué a la conclusión de que había que "reajustar valores" y todo porque si no toqué fondo, estuve cerca.

Olvido cumpleaños de gente importante para mí, no atiendo a la gente que me quiere o no al menos como debería y acabo viendo la vida como un cronómetro. 

No puede ser.

Sea cómo sea, debo encontrar ese punto que me permita sentir que disfruto con lo que hago. Estoy hablando de que poco o mucho, el tiempo que paso con mis hijos debe ser para disfrutar con lo que hacen y para no ver la vida como una cuenta atrás hasta que se duerman.

También es cierto que hay que tener en cuenta que el trabajo, prácticamente a jornada completa me absorbe muchas fuerzas, tiempo, concentración y energías. Cuando salgo tengo ganas de tomarme algo fresquito o calentito, sentarme, pensar en algo que me relaje y que me permita retomar fuerzas para seguir.

He empezado tirando más de babysitter, los niños la adoran y si tienen que pasar una tarde o una noche con ella, ese es definitivamente dinero bien invertido.

Por las mañanas no muero intentando hacerlo todo sola, de milagro. No llegar demasiado pronto a la guarde para que no me penalicen y tenga que pagar más, ni demasiado tarde para llegar puntual a trabajar y todo tirando de bici o transporte público. ¡Una aventura!

En este sentido he optado por cantarle las cuarenta al padre e intentar que los recoja por la mañana y los lleve a la guarde. No ha sido fácil ni sé si en dos días me dirá que no puede. Veremos.

Por otro lado, aunque muertita, cuando acuesto a los niños miro de preguntarle a esas personas a las que les debo tanto como ha sido su día y me cuenten sus problemas. En realidad me encanta, me encanta no hablar tanto de mis problemas porque poco a poco dejaran de serlo y sentir que soy un apoyo para los demás me da fuerzas. 

Por otro lado, voy aparcando cosas para cuando me acuesto y al final la montaña es tan grande que me decepciono a mi misma continuamente. No puede ser. La decepción consume energías que debo invertir en cosas más productivas. Así que ahora mismo, que tengo que preparar una enorme tortilla de patatas para mañana la guarde he decidido relajarme un poco en el sofá, tomarme algo que me guste y poner la alarma para dentro de dos horas. Que consigo sobrevivir a este sueño matador y no duermo? Mejor, que sí? Pues al menos me despertare para preparar la tortilla. 

Y punto importante, salidas y encuentros. Me traslada a otro mundo, me evade sobremanera, me hace sentir algo más que madre, trabajadora o limpiadora. He decido invertir en mi felicidad y la de los míos y quitarme de encima el peso de la limpieza de la casa, he contratado temporalmente alguien que me haga una limpieza profunda a la semana y esa misma persona viene entre una y dos veces a la semana a estar un rato con ellos para que yo disfrute un poco de mi tiempo.

De momento todo va, es otra situación, otra experiencia y vuelvo a la fase de pruebas. No puedo estar nunca cien por cien segura de si estas decisiones son las más correctas pero al menos de momento responden a mis inquietudes y mis necesidades. 

Pongámonos manos a la obra y basta ya de vivir deprisa, esta vida es corta y hay que disfrutarla :)

¡Os deseo a todas feliz semana!



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