lunes, 8 de julio de 2013

Autonomía

El camino para conseguirla no es pacífico pero se puede lograr de muchas maneras, con pequeñas cosas y con heroicidades varias pero en definitiva la cuestión es seguir ese camino que nos lleve a recuperarla.

Yo estoy en ello.

Al principio de mi separación no podia concibir la vida sin mi marido, no era posible, en esta fase incipiente de nuestra separación no quería ni oír hablar de la posibilidad de no envejecer a su lado (¡Pues menuda tontería!).

Cuando acepté la idea de que no iba a volver, cuando la acepté realmente, empecé a considerar otras posibilidades (siguiente fase) pero si bien es cierto que fue placentero sentir que había dado un gran paso en ese sentido, es decir,  la aceptación de mi separación, vino otro inconveniente, empecé a sentir la necesidad de buscar sentirme deseada, querida, apreciada, de que le importaba a alguien. ¿Eso no es precisamente buscar autonomía, no? 

Por suerte (?) no he encontrado (tampoco he buscado activamente) nadie que merezca la pena. No sé qué me debía pensar, que los hombres interesantes pasan por tu lado y te dicen -Hola preciosa ¿quieres tomarte un café conmigo?-. De hecho, lo más cerca que he estado de algo así es que un mequetrefe me pidiera el teléfono y antes de que pudiéramos tomar un café, lo mandé a la porra. Ha habido otras experiencias que no han pasado de unas miradas de complicidad y poco más, esto ha sido divertido. Un día me gustaría contar cómo he vivido esto de estar otra vez en el mercado tras mi separación, toda una experiencia (que acaba de empezar).


La cuestión es que tras este impulso de relacionarme ha venido otro que me empuja más a no centrarme tanto en esto (¡bien!), voy a seguir mi camino a la autonomía o a intentarlo, y cuando me sienta entera o al menos un poco más ya aparecerá algo interesante que disfrutar.



En fin, alles mit der Ruhe...




No hay comentarios:

Publicar un comentario