martes, 20 de agosto de 2013

Día 7

Hoy es el cumpleaños del mayor y aunque le pedí en su momento al padre que quería celebrar su fiesta por la tarde, también estaba dispuesta a compartir este día tan bonito para nuestras vidas y que se los llevase por la mañana. Sorprendentemente me dijo que no, que lo celebraría llevándoselo todo el día al día siguiente.

Hemos pasado un día como los anteriores a la llegada del padre. Lo especial del día ha sido prepararle su desayuno preferido, darle un par de modestos regalitos que le había preparado, ir a ver a la abuela al trabajo para que le diese el dinero para ir a comprar un reloj. Cosa que ha tratado todo él mismo con la dependienta, en el único momento que he intervenido es cuando mi hijo elegía un reloj rosa y la dependienta le decía que esos eran de niña. Le he dicho a la dependienta que deje que sea él el que elija libremente y con la maravilla de vivir sin prejuicios, qué color le gusta más. Hemos visitado a los tíos y hemos dado un entretenido paseo por el pueblo. Después hemos vuelto a casa, mi hijo iba pletórico y aunque en algunos momentos la emoción le hacía cometer excesos que yo debía ir haciéndole saber, todo ha transcurrido con normalidad. Hemos preparado una bonita fiesta en la que he contado con la compañía de buenos amigos que me han ayudado mucho y también con amiguitos del cole a los que seguro echará de menos a nuestra vuelta a Alemania. 

Hemos disfrutado todos mucho de todos. Estoy contenta de haber podido conseguir ofrecerle una fiesta a su altura y que nada de todo lo que estamos viviendo ahora, haya podido enturbiar nuestro día. 

¡Felicidades mi vida!

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