miércoles, 28 de agosto de 2013

Sacando la artillería pesada

Según pasa el tiempo me voy desprendiendo de la dependencia emocional que he sentido hasta no hace mucho por el padre de mis hijos. Puede que parezca una tontería pero esas emociones me impedían plantearme según qué, bloqueaban pensamientos que por defender los míos, dañaban sus intereses (yo y mi eterno espíritu conciliador)  pero visto lo visto y que el tiempo ha ido sanando heridas y cauterizando emociones, estoy aquí para darlo todo. 

Ahora entiendo un poco (¡sólo un poco!) como no ha podido sentir remordimientos a la hora de querer dejarme sin un chavo, o cuando alarga cualquier acuerdo económico en aras de no pagar y posponerlo al máximo, o cuando nos expone a riesgo de inanición (art. 92.1 CC) por obviar cualquier responsabilidad económica o cuando encima de todo lo anterior, me reclama los humildes ingresos que produce un pequeño apartamento que hemos alquilado en dos ocasiones este verano a unos turistas. Es de locos, pero cuando no sientes nada por tu contrincante y pretendes salvaguardar tus intereses por encima de todo, avanzas por la vida como si con un lanzallamas en la mano lo hicieses.

Pero no hay de qué preocuparse porque aquí estoy yo, unos días más entera que otros, unos días llorando por los rincones por no saber como sacar a mis hijos adelante con toda la que se me viene encima y otros eufórica sintiéndome fuerte y lista para todo lo que me echen. No obstante lo cual, ya estoy empezando a recapacitar y como mínimo colocándome a su altura en la línea de acción, pero esto no es todo, hay más y poco a poco iré informando cual reportera de guerra.

Agárrate los machos querido, que vienen curvas.

Y desde primera línea de fuego, les informa Madre Separada dispuesta a lo que haga falta por sus hijos.

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